• Un bebé nacido antes de término requiere de un equipo multidisciplinario que controle su desarrollo: “participan además del pediatra, el neurólogo, el oftalmólogo, el otorrinolaringólogo”, señala el especialista.
• Las curvas de peso y talla para un prematuro son diferentes a las de un bebé nacido a término; se manejan por semanas gestacionales.
• Dentro de casa, los padres deben cumplir con las indicaciones del pediatra: “los cuidados dependen de cada niño, de los problemas al nacer y durante su permanencia en el hospital”.
• Si el bebé recibe el alta y no presenta ya ningún problema, los cuidados son los mismos que se recomiendan para un niño no prematuro: protegerlo del contacto con personas enfermas.

• Integrarse rápidamente al cuidado del bebé dentro del hospital; “los estudios demuestran que este apego facilita la integración familiar y social de estos niños”.
• Intervenir en la preparación del alta hospitalaria del bebé, que se define con anticipación y que incluye el aprendizaje de los cuidados que recibirá en casa.
• Ser pacientes porque “los niños prematuros no son diferentes a otros; llevarán una vida normal si reciben los cuidados adecuados”.

• Identificar las emociones.
• Tratar de comprender qué nos está transmitiendo esa emoción.
• Compartir ese descubrimiento con una persona de confianza o con un terapeuta.
• Enfocarse en el presente, en el aquí y en el ahora.
• Acudir a un profesional cuando lo que solíamos hacer para sentirnos mejor ya no funciona.
• La peor decisión es invalidar las emociones y la enorme repercusión que pueden tener sobre nuestro organismo.

Todos los niños que tienen menos de 37 semanas en el vientre de su madre y nacen, son prematuros. Las circunstancias para que un niño nazca prematuro son varias, desde infecciones en la madre, trastornos en la placenta, u otros problemas con el bebé. En esos casos el ginecólogo es el encargado de los controles y los chequeos. Si un bebé nace antes de tiempo, hay que darle el tratamiento más oportuno para evitar complicaciones tanto en el bebé como en la madre. 

Depende de cuán prematuro haya nacido el bebé. Si nació muy prematuro, tenemos que darle un soporte para que pueda respirar ya darle comida hacia la vena y debemos darle calor en una incubadora, además atender todas las necesidades que vaya presentando. Es importante el apoyo mutuo entre el equipo con la presencia de médicos, enfermeras, auxiliares, cardiólogos, neurólogos, especialistas en bebés prematuros. En los niños que no son tan prematuros se les tiene que observar y ayudarles con la alimentación y las terapias.

En este momento de la ciencia y la tecnología estamos viviendo las mejores circunstancias para los prematuros porque la mayoría de estos niños con toda la tecnología de los hospitales y todo el manejo y cuidado que se hace, tienen vida normal en la gran mayoría de casos. Otros niños sí tendrán secuelas neurológicas u otro tipo de secuelas gastrointestinales o pulmonares que pueden quedar para toda la vida.

Puede ser vía intravenosa y de a poco darles la leche de la madre porque ese alimento va a ayudar muchísimo en el desarrollo del niño. En el Hospital Metropolitano hemos tenido casos de niños que nacen de 500 y 600 gramos, que han nacido a partir de la semana 24 de gestación que son los más chiquitos que hemos atendido. Contamos con equipo tecnológico como ventiladores de alta frecuencia, incubadoras, equipos de fototerapia, y todo es un personal humano calificado que está entrenándose todo el tiempo. Un niño tan chiquito demanda una enfermera netamente a su cuidado, demanda 24 horas con una persona al pie de la incubadora. Muchas veces también se necesita un médico de guardia toda la noche que cuida de todos los bebés prematuros más un médico tratante que está pendiente. Solo así el niño puede salir adelante sin secuelas. Se calcula que a nivel mundial, el 10% de los embarazos van a ser de niños prematuros y es lo que pasa a nivel del Ecuador también.